«Es curioso como habiendo oscuridad y luz, día y noche, más o menos a partes iguales, dependemos tanto de una y tememos (o cuando menos, no nos gusta) la otra; el día es la vida, su luz es el motor que nos mueve…la noche nos da miedo, nuestros instintos de defensa se disparan, buscamos resguardo, nos acurrucamos, no vivimos…porqué no estamos hechos para desarrollarnos en ambos?
Incluso nuestros pensamientos son diferentes según el momento del día o la noche…en la oscuridad emerge desde nuestro interior ese otro yo, el que nos cuenta cosas que no queremos oír, cuyos susurros producen desasosiego, su directa mirada nos intimida, más cuando nos vemos ahí reflejados…pareciera, incluso, que la oscuridad libera los pensamientos que de otra forma, reprimidos o ignorados, no acuden de día…
Parecemos esa hoja que intenta escapar de lo oscuro buscando la poca luz que le sea suficiente, buscaremos la luz aunque ésta nos ciegue…»
Debe estar conectado para enviar un comentario.