
De esperanzas y vacíos

«Que el rumor hasta mí llega vagamente,
Es una de esas antiguas lamentaciones, Musas de los pobres auverneses,
Que antes en las horas ociosas
Tanto nos deleitaban con frecuencia.
Y, su esperanza destruida,
La pobre se marchó tristemente; Y yo pensé de inmediato
En el amigo a quien amo tanto,
Que me decía, paseándonos,
Que para él era un placer
Que semejante serenata
Llegara en un prolongado y monótono holgar»
Las Flores del Mal
Baudelaire
«No nos hacemos mutuas preguntas, no nos recriminamos el uno al otro, nosotros atravesamos, abiertos uno para el otro, puertas abiertas.
Porque en ti todo es abierto y claro; y también las horas corren aquí con pies más ligeros. En la oscuridad, en efecto, se hace más pesado el tiempo que en la luz»
Así habló Zaratustra
Nietzsche
Viejo necio afanoso, ingobernable sol,
¿por qué de esta manera,
a través de ventanas y visillos, nos llamas?
¿Acaso han de seguir tu paso los amantes?
Ve, lumbrera insolente, y reprende más bien
a tardos colegiales y huraños aprendices,
anuncia al cortesano que el rey saldrá de caza,
ordena a las hormigas que guarden la cosecha;
Amor, que nunca cambia, no sabe de estaciones,
de horas, días o meses, los harapos del tiempo.
– John Donne –
Pentax K-5 f 2,8 1/2500 Iso 200 40 mm
(*) Título y texto del mismo autor.
Debe estar conectado para enviar un comentario.