
Dejamos la comida en el fuego, de nuestra casa salimos, Si regresamos o no, veremos, Alzamos la mano, hasta luego, Y a caminar empezamos.
Dejamos la comida en el fuego, de nuestra casa salimos, Si regresamos o no, veremos, Alzamos la mano, hasta luego, Y a caminar empezamos.
Te partí en trozos
para más fácil dejarte,
de una vez es imposible,
no quiero romperte tanto;
te dividí en tres partes
porque no quería dañarme
pero veo que no acerté,
ahora tres veces tengo
que olvidarte.
Ya toca el sol las olas, desde el puerto solo veo nubes en un océano sin agua, espuma de un mar seco que me salpica la cara como látigo de cuero; la tarde renquea, tarda en decidir cuándo marchar, pidiendo la luna permiso para encenderte un fanal; y dices que eres real, que lo eres porque te veo, no sabes que mis ojos ya no ven los luceros, solo recuerdos de postal, quejidos en blanco y negro, para seguirte me quedo, solo quiero ver tu mar.
“Algunas fuertes, recias, decididas, vigorosas, otras vacías, sin presencia, apenas un relieve, así como caminamos todos los días, días mejores y días peores, pero una parte la ponemos nosotros independientemente de cómo nos traten las circunstancias, no podemos modificar todo a nuestro gusto, pero sí podemos hacer más casi siempre. Estas figuras no dejarán nunca de caminar hacia adelante, deberíamos hacer un poco como ellas, agachar un poco la cabeza, subir los hombros, y en marcha, la inercia nos ayudará a echar a un lado lo que no nos sea conveniente, la decisión mantendrá el paso firme”.
La tarde se cuela de través, una luz brumosa de lenta marcha ocupar su lugar; soñando, un perro mueve las patas, jugando a correr tras pelotas de colores que caen delante de él. La brisa mece ligeros recuerdos de niñez de niños que no se reconocen, imágenes de personas cruzan borrosas, tal que fotografías de larga exposición. Por la penumbra huye el tiempo, el tamiz es demasiado poroso, espectros familiares silenciosos como en un velatorio anticipado me rien cuentos malos. La tarde me lleva al trote, soy un pasajero liviano de peso, “I am a passenger, and I ride and I ride” asiente La Iguana despacio, con gesto. Sucede en una tarde cualquiera, de cualquier verano.
De ojos ciega despertarás, con las manos vueltas, la cruz a cuestas y los dientes rotos; quemados ya los votos desde dentro arderás, y los nuevos salmos clamarán los locos: !Bendita tu eres, maldita serás¡ !Bendita tu eres, maldita serás¡
Es lo que tiene, en mi poesía no hay magia, las palabras dicen pero les falta savia, se mezclan, se aparean, pero este viaje se altera cada vez que una letra se planta y no avanza; ya quisiera yo regresar alguna vez de este periplo, odisea, aventura, o lo que sea, !como si volver de los viajes se pudiera¡, decía Manolo García.
Todo es pasado, toda nuestra vida se fue, el futuro no ha llegado y el presente es pasado inmediatamente, así que solo nos vemos si miramos atrás; es el eterno juez, ya que nada lo cambiará, no valen las excusas, está todo dicho y escrito, todo registrado en la eterna memoria del tiempo. Pero, a dónde se va el pasado? En qué lugar queda guardado? El día que lo descubra me alcanzaré hasta allí y tal vez cambie alguna cosa, porque estoy seguro de que no se borra, registrado queda para respirar de él cuando se necesite, muchas de sus obras podemos verlas aún ahora; y aunque no lo veamos, si notamos su peso, un peso abrumador, un peso que todos llevamos con mayor o menor dignidad, al final todo será pasado, no hay futuro del no ser.
Aún recuerdo aquella tarde de poner cartas sobre la mesa, de decir todas esas cosas que pueden no decirse nunca, de sinceridad abrumadora y dolorosa, de mal trago y peor resaca, de mirada al suelo, de recelo por si mientes, de consuelo y alegría, de confirmación y asentimiento, de aceptación, de besos y roces, de abrazos y viejas cartas. Cuánto hubo de cierto, no sé, si todo o algo suficiente, no quiero saber, fue aguardiente que bajó rajando y sanando subió hasta los dientes, aún la recuerdo, vaya tarde, allí estábamos, aquí estamos.
triste destino tiene un corazón roto y sin cariño